Pandemia y/o pandemónium Encrucijadas de la salud pública latinoamericana en un mundo global por Ana Sojo publicado por Fundación Carolina (2020).
“Este documento de trabajo aborda, en primer lugar, los graves pronósticos realizados en el último decenio acerca de los riesgos pandémicos, y el sombrío diagnóstico sobre la falta de preparación de los países para encararlos. En segundo lugar, realiza un breve contrapunto de las capacidades que se preveía que tendrían los países, con su trayectoria efectiva respecto de la COVID-19. Finalmente, se analizan las estrechas ventanas de intervención temprana relacionadas con las características del virus, y algunos problemas de gobernanza sistémica para combatirlo, con énfasis en América Latina, pero desde una perspectiva global.
- Pandemias pronosticadas, y algunas características de la COVID-19 cuasi descritas en clave de advertencia
Los científicos asocian la existencia de los virus, altamente eficientes para poder replicarse tan pronto hay células receptoras que infectar, con el inicio de la vida en nuestro planeta. La transmisión de enfermedades desde animales —que ha estado relacionada, entre otros aspectos, con su domesticación— es tan antigua como la historia humana. Por ejemplo, el virus de la viruela, enfermedad erradicada finalmente a mediados del siglo XX, asociaba componentes genéticos de camello, vaca y mono (Kolbert, 2020).
A raíz del grave carácter de recientes infecciones, hace algunos años la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó una hoja de ruta sobre enfermedades animales que han sido transmitidas a los humanos, cuyo estudio consideraba prioritario para evitar una pandemia. Advirtió del riesgo de que, en ese marco epidemiológico, un patógeno desconocido provocara una epidemia mundial. La institución denominó al patógeno no identificado “enfermedad X”, con el objeto de señalar que, precisamente por desconocerse su capacidad para enfermar a los seres humanos, este tendría la potencialidad para producir una seria epidemia internacional. La inclusión de la “enfermedad X” en la lista de enfermedades del denominado R&D Blueprint de la OMS también buscaba advertir que la preparación en investigación y desarrollo fuese relevante para avanzar en ese frente.
Más recientemente, en mayo de 2018, el Banco Mundial y la OMS cofundaron la Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación2 (en adelante GPMB, por sus siglas en inglés)3 , ente independiente que tiene como fin proporcionar evaluaciones y recomendaciones “lo más francas posibles en términos de la vigilancia y la promoción de la acción política para prepararse ante las emergencias sanitarias de ámbito mundial y mitigar sus efectos”. A tal fin, la Junta examinó, entre otros datos, las recomendaciones anteriores de grupos y comisiones de alto nivel, establecidos tras la pandemia de la gripe H1N1 de 2009, y del brote de ébola de los años 2014-2016, además de encargar informes especiales. Constató que muchas de las recomendaciones examinadas se habían aplicado deficientemente, o no fueron aplicadas en absoluto.
En setiembre de 2019, la entidad lanzó el primer Informe anual sobre la preparación mundial para emergencias sanitarias: Un mundo en peligro (GPMB, 2019). En él, se revisaban las necesidades más urgentes y las medidas requeridas para acelerar la preparación ante emergencias sanitarias, centrándose particularmente en los riesgos biológicos que se manifiestan como epidemias y pandemias. Asimismo, determinaba los ámbitos en que los esfuerzos de previsión funcionan y en los que no, considerando siete aspectos: gobernanza y coordinación; capacidades de preparación en los países; investigación y desarrollo; financiación; mejora de la confianza y colaboración de la comunidad; preparación ante una pandemia provocada por un patógeno respiratorio de consecuencias nefastas, para la gestión de la misma; y enseñanzas aprendidas y deficiencias persistentes reveladas en los brotes de la enfermedad por el virus del ébola en África.”
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