La innovación: un imperativo para crecer con inclusión social por Gonzalo Rivas publicado por BID (2/2020).
“Los países latinoamericanos están entre los más desiguales del mundo. Y también son de los menos innovadores. ¿Cómo conciliar la necesidad de crecer económicamente con el imperativo de la inclusión social y la sostenibilidad?
En varios países de Latinoamérica el año 2019 será recordado como el del estallido social. Eso es particularmente cierto en el caso de Chile, pero en buena medida puede ser visto como una moraleja de lo que puede ocurrir en naciones que logran crecer, pero no son capaces de hacerlo con inclusión social. Es decir, mejorando de manera integral las condiciones de vida de las personas y promoviendo el acceso a oportunidades educativas, trabajo, salud, vivienda, seguridad, entre otras, en especial de aquellos grupos más vulnerables…”
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¿Por qué no hay más emprendimientos científico-tecnológicos en América Latina? Por Pablo Angelelli y Hugo Kantis publicado por IDB (2/2020).
“En varios países latinoamericanos el número de nuevas empresas de base científico-tecnológica ha aumentado en los últimos años, pero existen aún brechas enormes con regiones más avanzadas. ¿Qué tienen de particular este tipo de emprendimientos innovadores? ¿Por qué son clave para potenciar la productividad de la economía y enfrentar los desafíos socioambientales? ¿Cómo podemos acelerar su creación y crecimiento en la región?
Empecemos leyendo unas breves historias.
Luego de años de investigación, científicos del Instituto Pasteur de Uruguay crean una empresa biotecnológica que produce fármacos para prevenir enfermedades metabólicas. Reciben US$ 500.000 de la incubadora argentina CITES para completar sus desarrollos y salir al mercado.
Productores agrícolas argentinos aliados con el CONICET crean una empresa y desarrollan una semilla de soja resistente a la sequía. Quince años después logran salir a bolsa en Estados Unidos.
Ingenieros brasileños con experiencia laboral en la compañía Bell son incubados por la Universidad de Campinas y crean una empresa de seguridad de la mano de la biometría. Reciben certificaciones internacionales, una de ellas del FBI, para participar en licitaciones en Estados Unidos. Hoy venden por más de US$ 5 millones a 80 países.
Un ingeniero y un estudiante de ingeniería peruanos, luego de investigaciones con la Universidad de Lima, crean una empresa y un producto para reducir las emisiones de monóxido de carbono en la minería. Ya venden en Chile, Perú y México, y planean vender a China.
Ingenieros informáticos y un estudiante de maestría en biotecnología chilenos, incubados por la Universidad Austral, se valen de la inteligencia artificial y la biotecnología para lanzar una empresa que desarrolla enzimas para las industrias láctea y vitivinícola. Reciben inversiones de Estados Unidos, Corea e Italia. Son invitados por la aceleradora biotecnológica estadounidense Indie Bio, primero, y por Plug and Play, después, para trabajar con ellos.
Se trata de historias reales provenientes del mundo de la ciencia y la innovación latinoamericana, que incluso han sido noticia en los medios de la región. En esencia, estos casos revelan la contribución que este tipo de empresas podrían hacer para el desarrollo de los países, favoreciendo el enriquecimiento de las matrices productivas y empresariales, y en varios casos, dando respuesta a desafíos sociales y ambientales que nos afectan.
También exhiben la diversidad de perfiles asociados a las mismas, no sólo en lo que hace a sectores de actividad sino también a las características de los equipos de emprendedores y los ámbitos de formación. Además, nos invitan a pensar seriamente en qué debemos hacer en América Latina y el Caribe para que este tipo de casos se multipliquen…”
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